Habitación de Danesa, Aylin Legen y Ethelaine Lovegood

Ésta es la habitación de:

Danesa
Aylin Legen
Ethelaine Lovegood

Aquí sólo podemos entrar nosotras y las personas que queramos que entren. Hay 3 camas con 3 escritorios y un armario para cada una. También hay una butaca cerca de cada armario.

Recordad que los chicos no pueden entrar a partir de las 11 pm, Lîsa Còppola se paseará por aquí de vez en cuando y como vea a algun chico aquí a partir de las 11, seremos castigadas.

Cada habitación es más o menos así, nosotras podemos decorar nuestro hueco como queramos:

*Abro la puerta y entro seguida de Dante, mi lobo de pelaje castaño. Dejo mi maleta sobre una de las tres camas. La abro. No tengo mucha ropa, solo tres vaqueros, dos shorts, diez camisetas (de tirantes y sin mangas), dos pares de zapatillas de deporte y tres pares de sandalias de tiras de cuero marrón. Voy metiendo la ropa en el armario mientras le doy vueltas a mi nueva situación.*

-Ains... Mi querido Dante... ¿qué hago yo en una escuela de mágia? Aún no me lo creo...

*Me inclino y lo beso en el ozico. Me lame la mejilla con ternura.*

-Sí, yo también te quiero...

*Lo alejo de mí con cuidado, acariciándole bajo la mandíbula. Me lebanto y sigo guardando la ropa, lo cual no me lleba mucho tiempo. Cuando termino, guardo la maleta bajo la cama.*

-Dante, voy a salir a dar una vuelta por la torre y sus alrededores... sal tú también. Puedes ir donde quieras, pero te quiero aquí antes de las once.

*Me contesta con un ladrido entusiasta. Le sonrío y abro la puerta. Sale corriendo. Sonrío.*

Tan lanzado como siempre... mi querido Dante...

*Salgo de la habitación y cierro la puerta.*

*Cuando entro, la puerta está abierta y Dante tumbado sobre la cama, meneando la cola. Le sonrío y me siento, dejando la bandeja de comida entre ambos.*

-Bien... las patatas asadas, la ensalada y el pollo son mios, para tí los filetes de ternera y el solomillo de cerdo...

Dos ladridos.

-Está bien... Te cambio el pollo por la ternera... Sé que tú tampoco quieres engordar.

*Me sonrió, enseñándome los dientes y asomando la lengua por el borde de la mandíbula. Le besé en el ozico. Comenzamos a comer, casi engullendo.*

Correr en forma lupina por ahí da mucha hambre... y cansa...

*Fue lo último que pude pensar antes de caer dormida sobre el colchón de mi cama, con el estómago lleno. Dante apartó la bandeja vacía y se acurrucó a mi lado, antes de dormirse él también.*

*La luz del Sol se asoma, tímida, por una pequeña ventana. Alargo el brazo hacia el despertador.*

-Las 10:54... Me he dormido...

*Miro a mi alrededor y no veo a Dante.*

Habrá salido a dar una vuelta...

*Me lebanto y hago la cama. Abro el armario y cojo una toalla grande de color blanco y otra más pequeña azul. Lo meto todo en una pequeña bolsa y salgo de la habitación.*

*Entro, embuelta en la toalla blanca. Dejo la bolsa sobre mi cama y abro el armario. Saco un conjunto de ropa interior, unos pantalones vaqueros algo gastados, una camiseta marrón con avalorios que forman una flor en el pecho, y unas sandalias de tiras de cuero marrón. Me visto. Después cojo la bolsa y saco la toalla azul y la ropa del día anterior. Junto con la toalla blanca, lo meto en una cesta que hay a los pies de mi cama, para labarlo todo más tarde. Hago un repaso mental de mis tareas.*

He hecho la cama y me he duchado, peinado y vestido... Ahora desayuno y ya puedo ir a dar una vuelta.

*Con esos pensamientos, salgo de la habitación para dirigirme a la cocina.*

*Después de haberme pasado por la biblioteca, llego a mi cuarto, con un gran libro. Lo poso sobre mi escritorio y me siento en la silla. Miro la habitación. Dante no está.*

Dante... estás empezando a preocuparme...

*Giro la silla para quedar frente al libro. En la portada pone "Hechizos de rastreo, extensión del libro El Saver del Aire". Ahí estaba el primer problema. Yo aún no había comenzado ni siquiera con El Saver de la Naturaleza.*

Y ahora... ¿qué hago? ¿Esperar hasta llegar a dominar El Saver del Aire? ¿O intentarlo ahora y, posiblemente, fracasar?

Llamo suavemente a la puerta. Me da un poco de vergüenza pero tenía que superarlo. Espero en la puerta.

*Oigo unos golpecitos en la puerta.*

-Está avierto, -digo en voz baja- pasa.

*La voz me tiembla. He provado el hechizo para buscar a mi Dante, pero no ha funcionado.*

Dudo que valla a funcionar ahora... ¿Cómo se le dice eso a una hija que busca a su madre perdida?

*Sentada sobre mi cama, escondo la cara entre las manos.*

Vacilo un poco antes de entrar, pero al escuchar la voz de Ethelaine sé que no me he equivocado de habitación.
Empujo suavemente la puerta y la veo en la cama sentada.

- Hola... ¿Qué te pasa?

Me acerco a ella y con mi mano derecha posada en sus hombros la miro preocupada

*Una sonrisa irónica se dibuja en mis labios. Levanto la cara para mirarla a los ojos.*

-A mí... nada que no pueda solucionar... el problema es el hechizo... es de un nivel muy avanzado... no creo que podamos hacerlo funcionar -se me quebró la voz un par de veces. -Lo siento... de verdad...

Me siento a su lado y la sonrío.

- No te preocupes, ya llegará el día que podamos hacerlo. Muchas gracias de todas formas

*Sonrio.*

-De nada. ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿De qué raza eres? Quiero decir: humana, elfa, maga blanca, maga oscura, licántropa, sombría del bosque...

*Llebaba tiempo con la pregunta rondándome por la cabeza, pero no me había atrevido a formularla por miedo a pareces descortés o entrometida.*

No me esperaba la pegunta pero no me molesta que la haga, quizá así nos conocieramos mejor y sería una ventaja.

- Humana. Es algo bastante aburrido pero ...

Supiro y sonrío.

- ¿Y tú?

*Se me escapó una risita.*

-Licántropa. Nada aburrido, eso desde luego, pero quizás algo complicado.

*Me quedé en silencio, mirando al techo, y una sonrisa divertida se dibujó en mis labios.*

-¿Cómo te sientes después de saber que estás junto a un monstruo potencialmente peligroso?

Lo pienso un momento pero sela repsuesta.

- Siento lo mismo que cuando no lo sabía. No me importa que lo seas. Y tampoco creo que seas un monstruo.

Sonrío y supongo que ella creeía que sería para quedr bien, pero era cieto que lo pensaba

*Sonrío.*

-Gracias, por no pensar que sea un monstruo y eso, pero creo que te equivocas... -digo sinceramente. -Al fin y al cabo, cada noche de Luna llena dejo ser yo para ser una bestia asesina con sed de sangre -continúo, esta vez con una nota divertida.

- Creo que no me importa

Sonrío sabiendo que me asustaba un poco la idea de que me atacara bajo su otra imágen, pero sinceramente, no me importaba.

La miro de nuevo.

- Nos vemos luego vale? Tengo que hacer unas cosas ...

Me levanto y salgo por la puerta.